Hoy en día resulta innegable la importancia de aprender idiomas en la formación de todo estudiante en un mundo global. Hasta hace algo menos de una década, el 95% de la humanidad se manejaba en un entorno profesional y social casi exclusivamente local. Hoy en día nadie duda de la necesidad de alcanzar la mayor cota de bilingüismo posible, con el inglés en la enseñanza primaria y secundaria. Pero es desde hace pocos años cuando también se ha incrementado el interés por el incorporar el chino como rasgo diferenciador en la educación actual.
Muchos padres se debaten en la disyuntiva de si incorporar el chino en la educación ya bilingüe de sus hijos es pertinente o no. La respuesta, sobre la que versa este artículo es la siguiente: no sólo es pertinente el aprendizaje del chino en edades tempranas, sino que además tiene enormes beneficios cognitivos.
Investigaciones en el área cognitiva constatan que la mente está más abierta al desarrollo de capacidades lingüísticas en los años anteriores a la adolescencia. Niños con exposición temprana a otro idioma tiene mucho ganado en la difícil tarea de adquirir una pronunciación nativa. Pero los beneficios cognitivos del estudio de chino en edad temprana van mucho más allá de los puramente lingüísticos, se incluyen además otras ventajas a la hora de desarrollar capacidades como: flexibilidad mental, pensamiento transversal, capacidad analítica desde diferentes perspectivas, e incluso una mejor y mayor destreza verbal en el propio idioma materno.

A todos estos beneficios se le une la extraordinaria ventaja para el aparato cognitivo que supone la apertura a otro universo cultural. El aprendizaje de un idioma extranjero es infinitamente más enriquecedor que la simple adición de vocabulario, gramática y tiempos de verbos. Permite al estudiante sumergirse (y empaparse) del arte, la cultura, la música, la historia y la poesía de otro pueblo (de otra gran civilización, en el caso de China).
Aun así, nuestra cultura y la anglosajona, comparten un amplio poso común, ambas son herederas de la civilización grecorromana; y de un tronco lingüístico común: las lenguas indoeuropeas.
Todos estos beneficios se multiplican de forma exponencial cuando el idioma que se incorpora a las habilidades lingüísticas (tratándose de estudiantes occidentales) es el chino mandarín. Los beneficios cognitivos que aporta su aprendizaje están en relación directa con la distancia cultural que existe entre el chino y una lengua occidental. Dicho de otro modo, para un estudiante español, el inglés aporta mucho, es un idioma que difiere sustancialmente de nuestra lengua, mucho más que el francés, italiano o portugués ya que pertenece al grupo de lenguas germánicas, diferentes de sus primas indoeuropeas las lenguas latinas.